MURASAKI
Hija de dos médicos que trabajan en el Domo Nautylus Terra.
Cuando era niña, mientras sus padres trabajaban arduamente, Murasaki se quedaba
sola en casa, así, aprovechaba para salir por la pequeña ventana de su cuarto y recorrer los oscuros
callejones de su vecindario. Un día, mientras deambulaba en la fría noche,
conoció a dos niños, ambos idénticos, de apariencia silenciosa y despreocupada.
La niña comenzó a jugar con ellos cada noche hasta que se hizo un hábito. Los
niños eran extraños para ella, no sudaban, no gritaban, no se salían de
control, como suelen hacerlo los niños comunes y corrientes. Pero, a ella le
encantaba esa fría compañía.
Cuando Murasaki tenía 19 años, la amistad con los dos
jóvenes se había reforzado y hacía mucho ya que ellos le habían contando un
secreto: eran magos del espacio. Murasaki nunca entendió bien eso, pero le
gustaba verlos trabajar en su pequeño taller subterráneo, donde mezclaban
sustancias y hacían aparecer humos y luces de la nada. Una noche lluviosa,
Murasaki corrió a escamparse dentro del taller de los magos, pero resbaló en un
escalón y calló estrepitosamente en el suelo del salón, justo sobre un conjuro
que en ese momento realizaban los dos magos.
Desde ese día Murasaki no volvió a ser una joven normal. Se
convirtió en aprendiz de mago y junto con eso nació en ella un nuevo objetivo:
defender a los seres extraterrestres y los demás seres inocentes que están en
medio de las guerras coloniales e invasiones. Pero, esta magia le costaría algo
muy valioso a Murasaki, aunque le daría algo igual, o más valioso.
Una noche mientras se entrenaba con los magos en su
escondite, Murasaki, accidentalmente, rompió una pócima que al instante llenó
de un humo cegador todo el lugar. En su desesperación, los magos agarraron la
espada de la chica y la transformaron en un extraño objeto que, al agitarlo de
un lado a otro, hizo desaparecer el humo. Pero, en medio de la confusión el
objeto extraño había golpeado el rostro de Murasaki, quien con un grito de
dolor cayó al suelo, desmayada. Los magos vieron como a Murasaki le faltaba el
ojo derecho, temerosos e inexpertos, le vertieron en la herida un líquido que
aún no estaban seguros para qué servía; luego vendaron el rostro de la joven y
la dejaron descansar.
Al cabo de unas horas, le quitaron las vendas y vieron como
en la cavidad donde una vez hubo un ojo, emergían pequeñas y espesas burbujas.
De improvisto, el hueco del ojo dejó escapar una luz cegadora tras lo cual la
herida cicatrizó. La joven despertó y con ayuda de los hermanos se incorporó.
Tambaleándose trató de caminar pero tropezó al tiempo que uno de los magos la
agarró sujetándola fuerte entre sus brazos. El abrazo reveló algo sorprendente,
Murasaki pudo abrir su ojo derecho, estaba ahí, intacto, pero, al abrirlo, una
especie de holograma surgió de su ojo fantasma, mostrando el pasado de aquel
que la tenía entre sus brazos. Así fue como Murasaki se dio cuenta que sus dos
amigos de toda la vida, eran extraterrestres disfrazados de humanos. Pero, eso
a ella no le importó, eran sus amigos por encima de todo, además, siempre sospechó
algo inhumano en ellos.
Entonces, Murasaki podía recuperar su ojo cada que alguien
la abrazaba, o cada que ella abrazaba alguien, pero tan sólo para ver el pasado
de aquella persona, cuando el abrazo terminaba, su ojo desaparecía. Aunque, uno
de los magos le advirtió que con el entrenamiento indicado, podría recuperar su
ojo para siempre.
Actualmente trabaja como científica en el Domo Nautylus
Terra, en los laboratorios de experimentación con virus y mutaciones
extraterrestres.
Raza: humano
Profesión: científica - maga
Número de identificación: 17872*
Habilidades: cuando desea le crecen de su espalda unas
hermosas alas de murciélago que le ayudan a volar rápidamente y en silencio.
Sus tutores le obsequiaron una espada mágica que se transforma en cualquier
arma que ella imagine, sin embargo, le gusta más las espada.
Dato curioso: Murasaki entrena Kendo, desde que era una niña, en el coliseo
de artes marciales del Domo. Es la mejor de todos.
Personalidad: kuundere (su personalidad le impide usar con
frecuencia, quizá la habilidad más impresionante que posee, poder ver el pasado
de las personas a través de un abrazo).
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